El
"Kamasutra" es una obra literaria sobre el amor, la más importante
escrita en sánscrito, en el periodo gupta, que comprende los años 550 a
240 AC, y que en contra de lo que se cree no versa solamente sobre las
relaciones sexuales y formas de hacer el amor, sino que es una obra
mucho más compleja, dividida en 36 capítulos, que versan sobre siete
diferentes grandes temas, por ejemplo uno de ellos es "El arte de seleccionar esposa, cortejo y matrimonio".
En la parte referente a sexualidad, la más famosa, se distinguen ocho
posiciones básicas de hacer el amor, con 64 variantes que el autor llama
"las artes de amar". En el fondo lo que subyace en el kamasutra es que
el sexo es un lugar de encuentro amoroso y divertido, entre el hombre y
la mujer, y que lo importantes es descubrir qué es lo que causa placer
al otro y proporcionárselo de forma generosa y desinteresada.
Como
todo, el kamasutra también ha encontrado su paralelismo homosexual,
analizando -en versión contemporánea- las distintas posturas, con sus
pros y sus contras, que se pueden adoptar en las relaciones sexuales
homosexuales.
Esta
es la postura más convencional, en ella uno de los amantes se tumba
sobre su espalda y el otro se coloca entre sus piernas para la
penetración. Tiene la
ventaja de que los amantes, al situarse cara a cara, pueden verse y
besarse, además favorece una penetración más profunda, que será más
intensa si el hombre que desempeña el papel pasivo flexiona sus rodillas
y las sube hasta sus hombros. Como
inconvenientes hay que señalar que no es una postura muy cómoda en el
caso de que el hombre que desempeña el rol activo sea demasiado
corpulento.
En
esta postura el hombre que desempeña el papel pasivo se tumba sobre su
vientre con las piernas extendidas, mientras que su amante se situa
sobre él, boca abajo, ayudando a la penetración, su intensidad y
profundidad con la flexión de sus brazos y no con la totalidad del peso
de su cuerpo. Tiene la
ventaja de que la penetración puede ser, igualmente, intensa y profunda,
y que el activo puede besar o morder a su pareja en la nuca, lo que es
muy excitante. Entre los
inconvenientes, el amante que desempeña el papel pasivo no puede
acariciarse ni masturbarse a sí mismo, de la misma manera los amantes no
se ven cara a cara.
En
esta postura el hombre que desempeña el papel activo se tumba sobre su
espalda, con las piernas abiertas y su amante se sienta sobre él,
apoyándose en sus rodillas. El
ritmo, intensidad y profundidad de la penetración en este caso lo marca
el hombre que desempeña el papel pasivo, al mismo tiempo ambos pueden
verse cara a cara, manteniendo el contacto visual, mientras que el
hombre activo puede jugar con sus manos con el pene de su amante que
yace delante de él sobre su pecho. Entre
los inconvenientes destacar que es una postura que hace sufrir mucho
los músculos gemelos y rodillas del pasivo, que soportan el esfuerzo.
El
hombre que desempeña el papel pasivo se tumba sobre su espalda
flexionando sus piernas sobre su pecho, mientras que el activo se sitúa
entre sus piernas. El hombre que desempeña el papel activo marca el
ritmo, intensidad y profundidad de la penetración, que puede hacer más
intensa agarrándose con firmeza a los muslos de su compañero. De la
misma manera los amantes pueden verse cara a cara. Entre los
inconvenientes, al ser una postura tan forzada la penetración tan
produnda puede causar algún dolor al pasivo si no está muy acostumbrado,
y al mismo tiempo el pasivo goza de poca libertad de movimientos.
En
esta postura el hombre pasivo se tumba de lado, mientras que el activo
se coloca detrás de él, siguiendo sus curvas, y penetrando de este modo,
intensa y profundamente unidos. Entre las ventajas de esta postura el
activo puede besar o morder el cuello de su pareja, incrementando su
excitación, o jugando con sus manos en el pene de su compañero, que
queda libre para ello. Permite que el ritmo, intensidad y profundidad de
la penetración, que marca el activo, sea más pausado y lento,
incrementando el tiempo de la relación. Entre los inconvenientes, al ser
una postura que dificulta una penetración profunda y que favorece la
calma, puede aburrir a ciertas parejas.
En
esta postura el hombre que desempeña el papel pasivo se tumba sibre su
espalda con sus rodillas flexionadas sobre su pecho y los pies apoyados
en los hombros del hombre que desempeña el papel activo, que utiliza sus
rodillas y pies para la penetración. Favorece una penetración más
profunda e intensa, al tiempo que los amantes pueden verse cara a cara y
el pasivo puede incrementar su excitación masturbándose a sí mismo.
Entre los inconvenientes, deja poco margen de movimientos al pasivo y
requiere cierta flexibilidad por parte de ambos amantes, lo que no está a
la mano de todo el mundo.
El
hombre que desempeña el papel pasivo se acuesta sobre su espalda,
mientras que el activo se sitúa entre sus piernas, empotrándose sobre
las caderas y nalgas de su amante, que descansan sobre sus muslos. La
intensidad, fuerza y profundidad de la penetración depende de la forma
en que el activo encaje sus propias caderas entre las de su compañero.
El activo tiene libertad para acariciar el pecho, el torso o el pene de
su compañero, y de la misma manera ambos amantes se encuentran cara a
cara. Entre los inconvenientes la falta de libertad de movimientos del
hombre pasivo, que además mantiene una posición arqueada de la espalda,
que apoya sólo en el cuello, por lo que se puede lesionar.
El
activo se sienta con las piernas entreabiertas mientras que el pasivo
se sienta sobre él, guiando el pene de su compañero para la penetración.
En esta postura es el pasivo, apoyado en sus brazos y pies, el que
marca el ritmo, fuerza e intensidad de la penetración de su compañero,
que poco puede hacer al tener todo el peso de aquél sobre sí. El pasivo
aún puede someter más al activo si en vez de apoyarse en la cama se
apoya en los tobillos de su compañero, inmovilizándolo del todo y
dejándo su placer a su merced. Entre los inconvenientes se encuentra que
los amantes no se pueden besar y el pasivo requiere tener una gran
fuerza física por todo el esfuerzo que realiza.
El
pasivo se tumba sobre su espalda y apoya uno de sus pies, flexionando
la pierna, sobre el pecho de su compañero que, de rodillas, le penetra
con mayor fuerza e intensidad, pudiendo hacer palanca con la rodilla de
su compañero. Tiene la ventaja de que el activo puede jugar y acariciar
el pecho, el torso y el pene de su compañero pasivo, y ambos mantienen
el contacto visual. De nuevo, entre los inconvenientes, la ausencia de
libertad de movimientos del amante pasivo, y la intensidad y fuerza de
la penetración puede ser dolorosa para los más inexpertos, mientras que
se requiere también cierta fuerza física, por lo forzado de la postura,
por parte del amante activo.
En
esta posición el pasivo se tumba sobre su espalda, flexionando una
pierna y apoyando la otra sobre el hombro de su compañero que, de
rodillas, lleva a acabo la penetración. El activo puede someter aún más
al pasivo si le agarra firmemente por las muñecas, dejándolo enteramente
a su merced, pues en esta postura es quien decide la fuerza, intensidad
y profundidad de la penetración. Se mantiene el contacto visual de los
amantes y el pasivo puede jugar con su pene, si se le deja una mano
libre, o acariciarlo contra el vientre de su pareja. Entre los
inconvenientes quedan anulados los besos y se requiere también un gran
aguante físico por parte del activo.
En
esta posición el activo se tumba sobre su espalda, mientras que su
compañero pasivo se sienta sobre él, aunque de espaldas, en la posición
de en cuclillas. En esta posición es el pasivo el que marca, con la
flexión de sus rodillas, la intensidad, ritmo y profundidad de la
penetración, mientras que su compañero puede, con sus manos, acariciar
su espalda, su pecho, su vientre o su pene. Al no verse los amantes cara
a cara se deja mayor margen a las fantasías pues cada cual puede
imaginarse teniendo una relación con quien quiera imaginarse. Requiere
una gran fuerza física por parte del pasivo que soporta todo el esfuerzo
en sus piernas al ser su único punto de apoyo.
En
esta posición ambos amantes se encuentran de pie, de ahí el nombre, el
activo penetra al pasivo estando de pie detrás de él. El activo es quien
marca enteramente el ritmo, intensidad y profundidad de la penetración,
que el pasivo puede incrementar si se agacha aún más apoyándose en
algo. El activo puede estimular con la mano el pecho, el torso y el pene
de su compañero activo. Al no verse los amantes cara a cara cabe mayor
juego para la fantasía sexual, cada cual puede imaginarse teniendo la
relación con quien se le antoje. No hay más inconveniente que al ser la
penetración más intensa puede ser dolorosa para los inexpertos, y ambos
amantes, lógicamente, han de tener la misma estatura.
En
esta posición el pasivo se tumba sobre su espalda aunque se arquea
completamente, apoyándose tan sólo en sus pies, cuello y hombros,
mientras que el activo se situa entre sus piernas penetrándole. Al estar
ambos amantes cara a cara se favorece el contacto visual, mientras que
el activo puede con la mano que no sostiene a su compañero jugar y
acariciar su pecho, su cuello, su torso o su pene. El activo es quien
marca el ritmo, fuerza e intensidad de la penetración, mientras que el
pasivo controla el ángulo de penetración según se arquee más o menos,
incrementando el placer de su compañero. Entre los invonvenientes, la
gran flexibilidad y fuerza física que se requiere en el pasivo.
En
esta posición el pasivo se apoya tan sólo sobre sus brazos y se yergue
todo cuanto puede, para que su pareja activa pueda penetrarle apoyándose
tan sólo en sus manos y en sus pies. Según lo permite el pasivo, que
controla la posición, los amantes pueden besarse o no. Al estar frente a
frente se mantiene el contacto visual. El pasivo puede optar por
apoyarse en los codos, en vez de en todo el brazo y puede masturbarse
mientras es penetrado. Esta postura provoca una penetración intensa y
profunda por lo que puede ser dolorosa para inexpertos, al tiempo que
requiere una gran fuerza física y flexibilidad para ambos amantes.
En esta postura, llamada también del cangrejo,
ambos amantes se apoyan sólo en sus pies, en cuclillas, mientras que el
pasivo se sienta sobre el activo. Esta es una de las posturas más
originales y divertidas, se puede buscar mayor estabilidad apoyándose en
el filo de la cama, o en la pared. Es una postura que favorece el
contacto visual de los amantes y los besos, y el abrazo entre ellos es
más estrecho e íntimo. Entre los inconvenientes señalar que no es una
postura demasiado cómoda, que limita la libertad de movimientos de ambos
amantes y que queda completamente descartada para gente corpulenta, al
tiempo que requiere de una gran fuerza y resistencia física por parte de
ambos amantes.
En
esta postura el activo se tumba sobre su espalda y flexiona sus
piernas cerradas enteramente sobre su pecho, de esta manera deja su
pene preparado para que el pasivo se siente literalmente en él. Para una
excitación mayor el activo puede usar sus pies a modo de respaldo para
el pasivo, que es quien dirige el ritmo, intensidad y profundidad de la
penetración haciendo palanca con sus pies. En esta posición el pasivo
aún puede incrementar más el placer del activo haciendo movimientos
circulares de cadera, aparte de los tradicionales arriba y abajo, y
puede estimular añun más a su compañero acariciando sus testículos,
enteramente a su disposición. Es una posición original y divertida.
Esta posición es una variante de la que ya hemos visto llamada "los dos pilares", aunque con la variante de que el hombre que desempeña la función pasiva, no se sabe muy bien con qué objeto, acaso favorecer la penetración, levanta una pierna sobre un mueble, por ejemplo, una mesa. Tiene las mismas ventajas que las ya vistas al estudiar "los dos pilares", así como los mismos inconvenientes y uno más, que si en la emoción del momento, por el frenesí, uno pierde el equilibrio (cualquier pequeña desviación a izquierda o derecha lo conseguirán) se obtiene el resultado del "Jarmazo", esto es, una solemne caída en el suelo con el siguiente dolor de espalda.
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